Pinamar: demolieron lo que quedaba del balneario Cabo Blanco
Luego de ser uno de los más grandes, después de Cocodrilo, la Municipalidad termina con la presencia intrusiva del hormigón en la playa. En primera instancia se habla de que podría ser utilizado como playa pública.
“La verdad es que este es un momento clave del proceso del frente marítimo”, dice el Intendente de Pinamar, Juan Ibarguren a escasas horas de haber terminado la demolición del parador Cabo Blanco, el último de hormigón que quedaba en pie en el litoral pinamarense.
“Era uno de los más grandes en lo que respecta a material, a hormigón y si bien no parece tiene mucho subsuelo tal es así que se había utilizado como guardería náutica donde guardaban lanchas, ente otros elementos. Para tener una idea toda la superficie subterránea tiene las mismas dimensiones que la externa con un espesor de hormigón muy ancho”, describe el mandatario.
Es un trabajo muy grande y dificultoso y hay que ver la mejor forma de quitarlo, sin riesgos y con prolijidad y de la mejor manera posible. Están limpiando la playa para que quede como playa pública y queda una pequeña parte para demoler en marzo para llegar bien a la temporada porque es muy profundo lo que se quiere socavar.
“Es evidente que todo lo que se hizo en el frente marítimo ha dado como resultado que se le cambie la cara a Pinamar”, asegura para resaltar: “Hay un polo gastronómico que está activo y locales que abren todo el año. Vamos a empezar con un paseo costero, dándole inicio hacia el norte que va a ser una franja de unos 400 metros aproximadamente entre lo que es Barbados, y donde hay una pasarela que está cerca de De las Artes propicia para caminar, con una muy bonita vista al mar. De esta forma se va a mejorar sustancialmente el paso peatonal y la seguridad del tránsito”, explica y deja en claro su ánimo de levantar el nivel del espacio costero.
Mientras se proyectan más obras como la plaza que está en Bunge y la Avenida del Mar y que se encuentra muy deteriorada por la arena acumulada.
“Estamos terminando la plaza que está en Bunge y el mar que estaba muy dañada y que quedaba cubierta por la arena. Una vez concretada la obra lo que se pretende es intercomunicar todo lo que se pueda el frente costero.
El déficit de estacionamiento no deja de ser una complicación, en verano, pero habrá que hacer campaña para que todo el público no tenga que viajar en auto desde su domicilio a la playa. Habrá que concientizar al turismo y aficionarse a las caminatas saludables.
Ante el paso del tiempo Ibarguren razona que ante el vencimiento de los plazos que determinan el futuro de los actuales balnearios hay que ir pensando en la experiencia recogida y poner en marcha los mecanismos aprendidos para no repetir errores.